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DIY 2.0 | El arte de convertir un objeto en nuestro objeto

  • 29 May 2017
  • News

DIY. ¿Qué significa esta palabra?

Bueno, no es otra cosa que el acrónimo de las palabras inglesas Do It Yourself, o sea, hágalo usted mismo, traducido como "bricolaje", un fenómeno ya difundido ampliamente en todo el mundo.
Los sitios web que hablan de esta materia ya son innumerables y cada día surgen otros nuevos. Estos sitios y blogs brindan en sus páginas cientos de artículos sobre cómo reciclar cualquier tipo de material y crear las cosas más dispares, simplemente describiendo lo que es el bricolaje de la era moderna, la de Internet, a la que tienen acceso todos, desde el niño con su primer smartphone hasta la abuela aficionada al bricolaje.
Esta práctica, además de ser muy apreciada, ya que permite ahorrar un dinerito, hace crecer vertiginosamente nuestra autoestima, permitiéndonos exclamar al final de una obra:
 ¡lo he hecho yo!
En una sociedad en la que a estas alturas todo está homologado y masificado, según recientes sondeos sabemos que 1 persona de cada 2, independientemente del sexo, se divierte a personalizar o crear bienes de consumo que ya se consideran demasiado "estándar" para sus propios gustos personales.



Pero, ¿cómo es que está tan de moda el bricolaje?

En la web es realmente posible encontrar de todo, desde “cómo se arregla un grifo” hasta “cómo puedo construir un juguete para mi perro”. Pero Internet no es el único lugar donde es posible descubrir los secretos del bricolaje: de hecho, son igualmente numerosos y variados los manuales escritos sobre este tema que van también desde sectores como el de los cosméticos, las joyas o la costura hasta los más complicados, como en el caso de la transformación de la madera para obtener un mueble para la nueva casa.
Algunos consideran que estas prácticas son prácticas de éxito, porque resultan sumamente saludables en una sociedad en que lo digital avanza sin obstáculos, quitando cada vez más espacio a aquellas cualidades que ningún robot podrá tener jamás: creatividad, paciencia y fantasía.
A todo esto debemos añadir que las ganas de personalizar los objetos que utilizamos cada día para distinguirnos de la masa afirmando nuestra persona en este océano de redes sociales y conexiones, encaja perfectamente con la necesidad de ahorrar, evitando comprar cosas que en el fondo no nos hacen falta.

Pero ¿la tecnología es siempre algo negativo?

Con el desarrollo de la tecnología muchas cosas están cambiando de manera incontrolable, pero hay buenas noticias.
Con el advenimiento de las redes sociales y de canales online como YouTube, hoy día es posible tener acceso a innumerables vídeos tutoriales hechos por personas de todo el mundo, que explican con detalle cualquier tipo de técnica, desde cómo reparar el ordenador por cuenta propia, hasta, por ejemplo, cómo obtener un banco de jardín utilizando una vieja tarima.
Otro espléndido ejemplo de esta innovación positiva es la fabricación digitalizada y compartida, a la que cada vez más empresas de mobiliario y no solo se están acercando.
PlayWood , por ejemplo, aprovecha una puesta en común open source (traducido literalmente: fuente abierta) de los proyectos y diseños de sus muebles, permitiendo que las personas los puedan realizar localmente, utilizando los materiales que prefieran, respetando el medio ambiente y eliminando los costes de transporte que pesarían sobre el producto terminado.
Una verdadera revolución de la fabricación de bienes de consumo a gran escala que va a redirigir drásticamente (y afortunadamente) nuestro enfoque hacia con los objetos de que nos servimos cada día, teniendo bien en mente que nada se crea, nada se destruye, todo se transforma.